Sep 20, 2006

Respuesta al dolor

Hoy me ha mandado mi hermano un correo en el que incluía un artículo, muy vehemente todo sea dicho, en el que la autora tomaba partido por una de las partes en la polémica (una de ellas) que estas fechas invade nuestro país. Versaba el artículo sobre las presuntas sedaciones a pacientes terminales en el servicio de urgencias del Hospital de Leganés que acabaron en algunos casos en una muerte prematura.
Bien, esa es la forma de exponer el caso por parte de los denunciantes. Los agradecidos pacientes, si por milagro o decencia de cara a la autoridad judicial competente, se levantaran de sus tumbas para dar su opinión, sin duda 100 de cada 100 agradecerían ese acortamiento voluntario de horas o, a lo sumo un par de días, de su último caminar por este valle de lágrimas que llamamos vida.
La miseria afortunadamente no ha afectado a los principales implicados. Sí a los facultativos que sin ningún beneficio para su carrera profesional, más bien todo lo contrario, tomaron una decisión con el paciente como exclusiva fuente motivadora.
No es la primera vez que leo comportamientos opuestos donde lo primero es curarse en salud, significando eso, evitar posibles demandas por negligencia médica y luego atender las necesidades del paciente siempre que no se arriesgue el primer objetivo. Lei no hace mucho que en España el número de cesáreas es innecesariamente elevado. Dato siempre acompañado de la escasa mortalidad infantil en este país, acaso la más baja del mundo.
No me gusta demasiado la economía de mercado, como no me gusta la ley de la selva, aquella de la que el ser humano se ha liberado en el mismo momento que alcanzó la consciencia de si mismo y empezó a construir ciudades y a pensar en el arte, no solo en comida y reproducción. Pero con todas las reservas hechas ya que la medicina es una actividad económica especial. No cabe en la cabeza que un arquitecto te ponga una cimentación propia de un bunker para el chalecito de la playa o que el fabricante de automóviles te blinde el coche cual acorazado Potemkin, si no vas a ir a la guerra con él, con la única finalidad de que no le demandes si tienes un accidente y resultas gravemente herido o si se hunde el chalecito de la playa.
Lo triste de todo esto es que en realidad estamos inmersos en una discusión política más en la que los partidos tratan de sacar tajada y sobretodo restar votantes al adversario. Cuando en realidad debería producirse un debate social sin partidismos sobre el tema.
Es mejor que las cosas pasen fuera, porque así se pueden discurtir más libremente y cada uno puede expresar su opinión si acusaciones de deslealtad al partido.
Mientras tanto otros enfermos terminales estarán sufriendo más de lo debido por la negativa de sus médicos a aliviar el dolor...y no les culpo del todo, viendo la que se le avecina al equipo médico de urgencias del hospital de Leganés.

Sep 19, 2006

hoy es 19 de septiembre del año 2006

Solo el paso de las horas nos dirá si es una fecha más o un día que permanecerá en nuestra memoria por los siglos de los siglos, ya sea en la memoria individual o colectiva.
Lo que esta claro es que una fina linea separa los buenos días de los malos. Si la tragedia no se ceba en uno, en cuyo caso todos los días van a ser malos o peores, los pequeños detalles dominan nuestra existencia de forma dramática. Una mirada mal interpretada, la lluvia por la mañana, una mancha de café son suficientes para cambiar la forma en la que vemos la vida hoy.
Somos marionetas cuyos hilos estan sujetos por la cotidianeidad, casi peor que la perspectiva de un Master of puppets ahí arriba, porque nada más aleatorio y futil que el devenir de cada día.
Acaso el mundo sería distinto si aprendieramos a sobreponernos a ese tipo de esclavitud, adueñarnos un poco más de las riendas del día a día, es dirigir nuestro destino algo más, lo cual no es poco, porque el destino es un maldito caballo desbocado, imposible de domar del que solo debemos esperar que no nos machaque con sus siempre erguidas patas delanteras.
Y el caso es que siento que yo domino mi futuro, no al revés. Como supongo que intimamente todo aquel que para a reflexionar sobre el tema, cree.
Quizás dentro de unas horas vuelva a escribir unas lineas que en unos años me saquen de la duda sobre el 19 de septiembre del año 2006, quizás no haga falta y sea ese intrascendente día que sospecho. Puede que unas horas me separen de lo que los matemáticos llaman un punto de inflexión, al que añado el epíteto vital, y las cosas nunca vuelvan a ser igual.
Porque tarde o temprano nos cruzamos en el camino con esos momentos críticos que llevan nuestra vida por un derrotero u otro. Lo divertido, emocionante y finalmente trágico es que no suelen darnos tiempo a prepararnos apropiadamente porque son eso, impredecibles instantes que nos acechan a la vuelta de la esquina.
Honestamente creo que el punto más crucial de mi vida ya pasó y solo la suerte me ha hecho finalmente darme cuenta de ello. Conocí a Hsiao Ping un buen día frío de diciembre, hace casi 8 años. Fue tan simple como sonreir en el momento en que su mirada cruzó con la mía. Solo eso, marcará los años que resten de mi vida.
Que injusta y aterradora suena en mi cabeza la posibilidad de haber estado 5 minutos antes o 5 minutos después en el exacto camino que la vida había marcado para Hsiao Ping aquella noche fría de invierno.

Sep 17, 2006

Hoy es domingo, de eso no hay duda.

Si la gente con un determinado nivel cultural no es capaz de tener a lo largo del día ni un atisbo de pensamiento profundo. Si reducen sus mentes a la cotidianeidad y a lo futil que rodea sus vidas diarias. ¿Por qué no pensar que lo contrario sucede? Personas que no han sido capaces de recibir una formación en la que se les explique como años y años en el devenir de la historia nos han llevado a esta posición exacta en la que ahora nos encontramos, serán capaces de reflexionar sobre como los surcos que llenan las planicies desérticas mostrando el camino recorrido un día lejano por el agua, nos indican indefectiblemente el lugar donde acudían a abrevar los animales que hace miles de años poblaron el lugar.
Las reflexiones profundas no son coto privado de las mentes cultivadas. El ser humano por el hecho mismo de serlo, tiene la posibilidad y la inclinación a autocuestionarse sobre lo que le rodea y a buscar respuestas más allá de aquello que los ojos le muestran.
Es mi sensación, sin embargo, que el hombre moderno de las sociedades avanzadas, ha abandonado esa prerrogativa, justo lo contrario de lo que cabía esperar. O no tanto, porque la historia nos enseña que ella misma tiende a repetirse. Me viene a la memoria la imagen de la gran Roma, con sus Patricios, cúspide de la sociedad, no solo romana, sino a todos los efectos mundial (con permiso de nuestros desconocidos de China). Sin duda en sus dos vertientes, la de aquellos interesados en el avance de la cultura, las leyes o la ciencia y aquellos otros sumidos en las autodestructivas orgías con vomitorums incluidos para que el cuerpo nunca fuera límite al infinito deseo del alma de perseguir el placer interminable.
La población de patricios es mayor en nuestros días y por lo tanto con menos glamour si se me permite la expresión, pero parece que la comparación bien pudiera tener muchos puntos en común, incluyendo aquellos referentes a las orgías (en nuevos términos y condiciones) y sus consabidos vomitorums de todo tipo.
Lo peor de todo es la tendencia tan extendida de olvidar a los no patricios, de negarles el derecho a pensar mas allá de lo físico. Pretender su imposibilidad de trascender sus miserias para ocupar su mente en la metafísica de la existencia humana. En definitiva considerarlos solo un poquito por encima que las bestias domésticas, para así calmar nuestra conciencia mientras les negamos su humanidad.
No son inmigrantes en barcos invadiendo nuestro jardín, son padres, madres, hermanos e hijas buscando aquello que ya no buscamos porque no valoramos.

Sep 9, 2006

Lo que nos oprime

A veces es bueno salir de uno mismo, para contemplarse desde una cierta perspectiva que añada dosis de objetividad a tu vida. El problema de hoy siempre es el peor, el dolor actual siempre es el más intenso. Pronto perdemos nuestra capacidad para comparar. Así somos, egoistas per se, aunque inconscientes de ello y casi siempre sin voluntad real de serlo.
Sentado delante de una pila de libros que debo asimilar en unos días, la tarea ensombrece lo demás. Las famosas prioridades que nos hacen perder lo que verdaderamente importa, que, por ser algo ciertamente difuso, siempre es relegado a un futuro cercano que nunca llega. Como buen futuro que es, cabría decir.
No dudo de la necesidad de cumplir con los trámites que la vida cotidiana, sobre todo laboral, nos impone. Pero no quiero que 40 años de mi vida pasen para darme cuenta de que hubiera sido mejor perder aquel trabajo o no perseguir el ascenso o trabajar menos horas. Una casa mejor, un coche mejor no son siempre la solución. Pero ¿un seguro médico mejor? ¿una seguridad económica para los tuyos?
Mis padres han pasado su vida trabajando, duro, sin descanso. Probablemente muchos otros han trabajado más y otros menos. El resultado ha sido asegurar para sus hijos una formación y por lo tanto un futuro. Mis padres me han abierto las puertas para que yo decida de entre muchas más posibilidades.
¿Qué quedó en el camino? Sus vidas. Disfrutar de ese breve periodo de estancia que un buen día se deposita inopinadamente en nuestras manos al nacer y se nos arrebata siempre antes de tiempo, al morir.
Es difícil evaluar si se han equivocado o no. ¿Cómo pretender que alguien que ha vivido una guerra, una posguerra y un pais subdesarrollado no esté constantemente preocupado por los malos tiempos que vendrán? Siempre temiendo que la desgracia se cebe en uno mismo o en los seres más queridos. Si al final esta no llega los esfuerzos serán interpretados como tacañería, egoismo, autoritarismo. Nunca reconocidos, al contrario, juzgados como innecesarios y la razón exclusiva de los desacuerdos en el seno familiar.
Si, por el contrario, el desastre llama a la puerta, siempre lo hace en forma de terrible mazo cuyos efectos no son en ninguna medida subsanables con las precauciones tomadas. El ahorro nunca dura tanto como la desgracia, por la sencilla razón de que si así fuera, la desgracia no sería tal, sino solo inconveniente. En ese caso tampoco se verá reconocido el esfuerzo previo pues los acontecimientos sobrepasan cualquier análisis y el día a día se impone.
Hagas lo que hagas el resultado puede ser el mismo ¿Dónde esta la solución? siempre hay una solución, cuando alguien escribe algo, describe un problema, lo analiza, lo desmenuza, se toma la molestia de informar sobre él. Todo ello no es otra cosa que el prólogo a su solución milagrosa que todo lo cura.
No tengo la clave, pero intuyo que lo que al final importa es hacer llegar a los demás los motivos profundos de tus actos porque ese será el criterio con el que los juzguen. Es más fácil perdonar los errores cuando se sabe en nombre de que dios se cometen.
Aparte de eso, solo espero no romperme nunca una pierna sin tener seguro médico, ni enfermar sin tener ahorros que cubran la educación de los míos.