Dec 29, 2007

El fantasma de las pasadas navidades

Aquí estoy, en un país extraño, tras las fechas familiares por antonomasia. Y por ende, extraña también es la sensación que recorre mi cuerpo. Desde la cabeza a los pies trato de analizar racionalmente mi nuevo estatus. Me siento a caballo entre las viejas tradiciones, aquellas que poblaron mi niñez y mi juventud, y las nuevas, que aun están por definir. Porque no puedo decir que domine precisamente los resortes culturales que imperan en este, mi nuevo país de acogida. Cada día ves cosas nuevas y lo inevitable es pasarlas por el filtro de lo conocido. En mi caso el de los usos y abusos propios de España, que no tiene nada que ver con lo que se cuece aquí en Taiwan. País este más comedido en sus costumbres, según mi parecer.
Y espero indulgencia por lo que a continuación voy a decir puesto que es mi convicción que la cultura del vino tiene indudable merito o culpa, que todo puede ser, en dichas diferencias. Tanto viñedo no podía dejar de afectar al fervor popular en la católica España que cada día es menos católica pero muestra más devoción por las celebraciones de culto, con el secreto deseo de celebrar al pagano dios Baco sin que los jerarcas eclesiales hagan sino mirar a otro lado. Dicho está, pasemos a otra cosa porque comparar té y vino es futil y no puede llevar sino a una guerra dialéctica entre culturas y yo ahora habito en el otro lado del frente.
Han pasado los días señalados en el calendario español con la palabra Navidad. Sin pena ni gloria por estas latitudes (quizás debiera decir longitudes si queremos mantener un mínimo de rigor). Comienza la cuenta atrás para el Año Nuevo Chino, que es lo que se estila. Me estraña que los avezados responsables de los grandes centros comerciales occidentales todavía no se hayan enterado del filón que supondría introducir en el imaginario colectivo una nueva excusa para visitar sus sagrados centros de ocio (sagrados para ellos en todo caso, que son de donde viene el pan para sus hijos) que se han erigido como las bibliotecas, templos y ágoras de la nueva civilización en la que tanto tienes, tanto eres.
Con cierta pena compruebo que en ese aspecto no he viajado a un mundo tan lejano o diferente de aquel en el que me crié. Los nuevos dioses aquí son los mismos que los que en mi tierra estan sustituyendo a los de siempre. Acaso sea esta la última oportunidad de viajar al este para observar lo que el Este fue y dejará de ser. Quien sabe si dentro de 30 años, como en la peor de las pesadillas de ciencia ficción solo queda una gran urbe, sin solución de continuidad y con una cultura homogéneamente heterogénea, sin trazas del pasado, demasiado mezclada para diferenciar qué es de qué lugar ni de dónde vino esta o aquella costumbre.
Me niego a darle nombre a este miedo que ronda mi cabeza por ser palabra demasiado manida, ora para bien, ora para mal. Aunque todos sabeis del vocablo en boga para describir el desastre que se avecina. Y cuando me refiero a todos, no se me malinterprete. Soy consciente que ese "todos" incluye hermano, hermana y dos o tres personas con gran cantidad de ocio a su disposición y poco más.
Debo darme prisa en conocer el Este, no vayamos a tener razón.

Saludos a esos "todos" y "todas" que pierden dos minutos para comprobar si este que escribe se ha dignado actualizar su blog.
Feliz Año Nuevo y feliz Año Nuevo Chino.

Nov 25, 2007

Economía de castillo de naipes

He leido en la edición digital de ElPaís un artículo en el que se habla sobre los orígenes de las famosas hipotecas subprime y los subsecuentes bonos hipotecarios, lo que ha terminado por convertirse en una grave crisis financiera con efectos globales (¿Cúando no lo son si el origen es Estados Unidos?).
Adelanto al personal que mi objetivo es un ataque a las bondades del mercado, a la economía basada en el mismo y al sentido común presumible en aquellos que gozan de la responsabilidad y el poder.
Describamos brevemente el entuerto:
En un ejercicio de mala praxis que clama al cielo, las entidades bancarias deciden otorgar hipotecas a clientes para los que sus propios números, cálculos y cábalas desaconsejan tener dicha relación financiera. Son las denominadas hipotécas subprime donde el índice de morosidad se antoja elevado por el propio origen de las mismas.
Nadie regula, nadie dice nada, el mercado con su infinita sabiduría se autoregulará. Mi madre me decía que si ayer no estudié, si hoy no estudio y mañana no voy a estudiar, el resultado ineludible es que tarde o temprano suspenderé el examen, no importa cual sea la fecha del mismo, el resultado será siempre el mismo. De un hecho se derivan unas consecuencias. Por otro lado previsibles en este caso.
Darse cuenta del potencial polvorín entre manos y desear darle salida es todo uno. Surgen los bonos hipotecarios que básicamente agrupan dichas hipotecas (los habrá que agrupen hipotecas adjudicadas con criterio de solvencia pero esas ahora no nos interesan). A alguien se le ocurre la brillante idea de crear un producto que abarque no una, sino decenas o cientos de concesiones hipotecarias dudosas y trata de verderlo en el mercado.
El regulador sigue sin mosquearse, más empeñado en proteger a la empresa emisora pese a su manifiesta mala gestión, que al iluso comprador (que no cunda el pánico porque el iluso comprador suele ser otro banco y se cierra el círculo de ineptitud...por ahora).
Nos preguntamos ¿Qué tonto va a comprar un bono que se sustenta en tamaña estupidez como es vender a quien no puede pagar? Obviamente nadie. El mercado, una vez más, se autorregula y expulsa a todo aquel que trate de pervertir la ley de la oferta y la demanda. Parece que el mercado de los bonos hipotecarios nace herido de muerte. Error. El regulador-enemigo del libre mercado que dirán muchos, interviene.
Resulta que para evitar un colapso del mercado, el equivalente a las cajas de ahorro españolas, que en Estados Unidos se denominan Savings and Loans, requieren de una inyección más monetaria que de moral. El eslabón que faltaba ha sido colocado en el lugar y momento preciso. Las cajas tienen el beneplacito gubernamental en forma de subvención de sus pérdidas con lo que el siguiente paso, obvio por otra parte, es sacar las hipotécas al mercado con precios atractivos a base de generar unas pérdidas posteriormente cubiertas de una forma u otra por el estado. Ya pueden sacar al mercado sus hipotecas a precio competitivo (la diferencia con un precio no competitivo pero ajustado a contabilidad la paga el estado). El sistema echa a andar, bajo mi punto de vista, debido a este hecho relevante pero puntual y que justifica la inversión en ese tipo de bono solo entonces. Pero parece ser un detalle sin importancia y el mercado sigue funcionando hasta nuestros días. Se trata de comprar y vender con beneficio en función de la marcha del mercado, no de las características del producto en cuestión. Cuando la coyuntura es buena se puede comprar incluso basura porque todo sube en bolsa cuando los vientos son favorables.
Un tren infernal parte de la estación con la única justificación de que sus depósitos cuentan con la gasolina suficiente para hacerlo. Sin previsión de viaje, sin otro futuro que el de saber que cuando se acabe el fuel solo será posible una parada en medio de la nada, con unos viajeros sin ninguna opción que perecer sentados en sus asientos de primera. Crónica de una muerte anunciada, que diría el amante de la literatura. Y efectivamente ahora que ha sucedido, todo parecen obviedades que por otro lado no escandalizan a nadie salvo a los neófitos. Mi teoría es que la razón no es otra que el conocimiento por parte del mundo financiero del caracter de cuasi estafa de gran parte de estos artificios economico-monetarios que enriquecen a unos avispados y acaban perjudicando siempre a la gran masa a través de los desembolsos de los gobiernos para impedir que el sistema financiero entre en coma y por ende, dando alas a todo el que planea nuevas fechorías cada vez más abigarradas y sutiles para que lo obvio solo lo sea cuando el mal ya esta hecho.

Nov 14, 2007

El porqué de las cosas

Nos pasamos la vida buscando ocupaciones, necesarias o superfluas, que nos ahorren la penosa tarea de pararnos a pensar en aquello que está más allá de la factura del gas, el trabajo o el sustento de la familia.
De vez en cuando, sin desearlo, un accidente, una enfermedad, unas vacaciones o incluso el paro bien sea forzoso bien sea buscado, cambian nuestro ritmo y nos muestran una ventana a la ociosidad que inevitablemente nos aboca a la actividad mental más allá del futbol o su equivalente femenino del cotilleo (no se me acuse aquí de sexista cuando solo reflejo un dato concreto que ni me gusta ni me disgusta, simplemente está ahí. Tampoco pretenda nadie que el futbol como las masas lo disfrutan hoy en día, sobretodo en lo referente a las polémicas de su entorno que a veces despiertan mas interes que el propio ejercicio del mismo, esta muy por encima como vehiculo de entretenimiento que otras ramas del llamado show business).
Y en ese, llamemosló "trágico momento de duda metafísica", el saber popular viene inevitablemente en nuestra ayuda. Buscamos en la sabiduria del pueblo respuestas que deberíamos explorar en nuestro interior. Queremos una salida airosa que nos haga pensar que estamos por encima de la media porque hemos ejercido nuestra potestad de ente superior, tratando de adivinar aquello que para el resto de los mortales queda en manos de los más diversos y divertidos dioses. Si se me permite esta última licencia que de paso expresa parte de mi posición en lo que respecta a las religiones. Por lo menos en su forma tradicional que ha perdurado tantos siglos, de forma inamovible y un tanto fuera de lugar. Pero ese es quizás otro tema que hoy no procede. Curioso también como se aplica en el mundo de la religión un concepto tan reconocido y utilizado en el ámbito paralelo de la economía, como es la Barrera de Entrada. Las religiones que estan debidamente asentadas en el mercado permiten hasta cierto punto la competencia con sus correligionarias (utilizar aquí este vocablo sí que tiene innegable caracter humorístico) para crear una cierta sensación de libertad en la elección que las revista de mayor prestigio y justificación. Hasta ahí nada que objetar a su modus operandi. Pero cuando una nueva forma de alienación social con ambición metafísica hace su aparición en la escena mundial, obviamente siempre es local y localizable por lo cual también esta sujeta al ataque de los grandes poseedores del pastel de las almas mundiales. Invariablemente la medicina utilizada para acotar y en última instancia acabar con el virus siempre tiene el nombre comercial de Legislación anti-Sectas. Resumiendo podríamos decir que una secta es una religión en fase embrionaria a la que no se ha permitido acomodarse a la sociedad abandonando aquello que colisiona frontalmente con los usos actuales y suavizando conceptos para hacerla factible y abarcable por millones de fieles en lugar de cientos o miles de ellos.
Quizás por eso irrita sobremanera a los jerifaltes religiosos determinados movimientos filosóficos que por carecer del caracter divino no están sujetos a la aplicación de la medicina tradicional y presentan mayor batalla y por tanto mayor peligro frente a su rebaño. El peligro no es que un católico se convierta en musulmán o viceversa. Lo que de verdad aterra al ente religioso es la oveja que deja de serlo, no la que cambia de pastor. Tampoco estoy implicando en toda esta reflexión que todo aquel que sea creyente carece de la personalidad suficiente para discernir ni que sus cerebros han sido lavados y pulidos a la mayor gloria de Dios, Alá y demás. Respeto profundamente al rebaño, aunque alguno no me crea. No es igual mi posición con respecto al pastor.
Bien, este será el segundo paso que nos aleja del común de los mortales que viven en su ensimismamiento lejos de la contemplación metódica. Tendemos a negar la verdad que proponen las religiones y vemos al vecino como el niño que todavía cree en los reyes magos. Nosotros sabemos que la religión es el opio del pueblo porque es una expresión que hemos oido en alguna parte y la verdad es que la metáfora es buena.
Ahora estamos solos ante el mundo, el universo se antoja demasiado grande para ser abarcado por nuestra humilde capacidad cognitiva, aunque nos sentimos más cercanos a Newton o incluso Ptolomeo que al propio Jesucristo. Y la sensación es de poder, de estar en la cima evolutiva, de que nuestro genes merecen ser congelados y guardados para salvar a la raza humana en caso de desastre planetario. Aunque tampoco sabemos muy bien quien fue Ptolomeo ni que el concepto de ateismo no estaba muy arraigado en su tiempo. Lo que importa es que tras este subidón que provoca el saberse ser superior, volvemos casi al punto de partida. Pero peor porque hemos constatado nuestra soledad universal y como aquel que debe dormir al raso en la fría y oscura noche de la sierra, buscamos una manta que nos resguarde.
Esa es la siguiente estación, la familia. Llegado este punto, muchos desistirán de ir más allá y se conformarán con fiarlo todo a este caballo ganador. Como quien lleva 10 años sin hacer deporte y en un arrebato se gasta lo impensable en ropa deportiva haciendo planes de una vida sana y de un punto y aparte que acabarán en el armario durante los proximos 10 años hasta que comprobemos que un cambio de talla requiere un cambio de vestuario.
Mañana veremos si hay respuestas más allá de la familia o todo acaba ahí.
De seguro que todo aquel que haya experimentado un divorcio, sea huérfano o hijo único con padres fallecidos, tiene derecho a algo más.

Volveremos a la carga para calmar el apetito de conocimiento de este pequeño grupo de insatisfechos.

Aug 23, 2007

Sociología y neurología ¿ciencias paralelas?

Viendo un episodio de una serie documental titulada Imperios. En concreto la trilogía referida a los griegos y su evolución como sociedad desde las estructuras simples de obediencia y servidumbre de los inicios del hombre hasta aquellas de cooperación que supusieron el germen de la democracia que hoy conocemos y algunos apreciamos. Por un momento he cambiado de tema y he echado un vistazo a un artículo del periódico referido a una reciente investigación realizada en España sobre el funcionamiento del cerebro y una nueva visión que matiza lo asumido hasta ahora como probado.
Siempre me ha resultado interesante el tema del conocimiento, del ordenamiento de la información y de su caracter relativamente difuso en el cerebro humano.
Como una chispa he visto clara de repente la analogía entre cerebro y sociedad. En ambas podemos ver el mismo efecto de cajón de sastre donde aparentemente impera la anarquía y el orden brilla por su ausencia, pero que en definitiva acaba llevando al indiscutible avance y enriquecimiento como ente global (por favor no atribuir a dicho término ninguna segunda lectura, ahora que la globalización en lo económico parece una suerte de invocación a Satanás).
No se trata de dilucidar si el avance es hacia una mejora o un empobrecimiento. Se trata de que en ambos se produce un incremento del "haber" a partir de un modelo razonablemente desorganizado, y hasta cierto punto aleatorio, del conjunto. Aun no siendo un experto en la materia, me atrevo a decir que hay una posibilidad pausible de que tarde o temprano se concluya que los análisis matemáticos sobre el flujo de información, conocimiento, hechos, influencias o como quiera que queramos bautizar las interdependencias internas de una sociedad, coinciden sobremanera con aquellas que tienen lugar en la otra sociedad aludida. Aquella formada por las neuronas del cerebro humano, donde islas de conocimiento, experiencia, sueños y anhelos se entrelazan para crear resultados del todo imprevisibles para la matemática o sociología de nuestros días.
Abordar la sociología como una nueva perspectiva en el análisis de los flujos de todo tipo que llevan a una sociedad a avanzar en su capacidad (lo que no lleva necesariamente a aumentar el bienestar de sus miembros, al igual que mayor conocimiento o experiencia, a menudo proporciona al individuo dolores de cabeza en lugar de la anhelada felicidad) puede ser una herramienta de gran utilidad tanto en el estudio de los procesos cerebrales como, ¿por qué no? en el enfoque de hacia dónde debe ir la inteligencia artificial en la búsqueda de nuevas lineas de actuación.

Escrito en la National Chi Nan University (Dormitory), Pu Li, Taiwan.

Jul 7, 2007

Sanfermines

Ayer fue el chupinazo en mi querida y a veces denostada Pamplona. Por primera vez en 15 años me encuentro lejos en tan marcada ocasión.
Trato de eludir toda la información que se cruza en mi camino referente a las fiestas. Ahora empiezo a sentir un poco esa morriña a la que aluden los gallegos de ultramar cuando el tiempo parece que se detiene con el único objetivo de hacer más larga la espera hasta retornar con los tuyos.
La gran diferencia es que ya no tiene sentido hablar de un retorno. Ahora los míos están aquí, aunque sea más propio el singular en este caso puesto que mi nucleo familiar lo forman 2 personas, contandome a mí.
Como en su día hice al marcharme a Pamplona desde la Tudela de mi infancia y adolescencia, lo propio ahora es ver este país como mi casa lo antes posible. Igual que cuando al clavarse una astilla de madera es mejor una pronta y rápida extracción. Aunque todo el cuerpo nos pida hacerlo poco a poco regulando el dolor, acaba imponiéndose el método expeditivo. Será esa tendencia innata del hombre a la violencia...
En realidad no me quejo de mi situación actual. Soy feliz con mi mujer y mi vida está, momentáneamente libre de sobresaltos. Pero la espada de Damocles en forma de incertidumbre para el futuro se cierne sobre mi cabeza desafiante. Aun quedan cabos que atar hasta poder decir el tan perseguido y deseado "ahora sí, ya puedo descansar, la maquinaria está en marcha y a pleno rendimiento". Quizás haya hecho lo más complicado, venir aquí, terminar mis estudios, casarme, incluso mi primera inmersión en el idioma chino. No cabe duda en cualquier caso de que no puedo referirme a lo que todavía queda como simples flecos. Si mi bagaje intelectual se encuentra debidamente provisto, no puedo decir lo mismo del de tipo material, que en estos momentos se reduce al contenido de un par de maletas, que puedo llamar mías.
Sí, efectivamente, estoy casado y lo que es mío es de mi esposa y viceversa. Desde ese punto de vista las cosas mejoran, pero me resisto al actual status, por más que mi querida Hsiao Ping siempre se preocupe por hacerme sentir cómodo en esta mi situación actual.
Supongo que como en los 6 meses anteriores, en los próximos 6 meses también experimentaré nuevos cambios que dejen estas palabras un poquito más lejos con respecto a mi verdadera situación en la vida. Probablemente no merezca la pena preocuparse en exceso. al fin y al cabo la vida es cambio perpetuo y por mucho que nos empeñemos, no es posible domesticarla para que vaya en la dirección que hemos planeado. Mejor disfrutar del viaje mientras podamos que preocuparnos de una meta que en todo caso indefectiblemente siempre es el deceso.

De todos modos...viva San Fermín, seamos o no católicos.

May 19, 2007

en Taiwan

Tras casi 3 meses en Taiwan, este es un buen momento para reflexionar sobre todo lo que ha ocurrido en mi vida últimamente.
Mi vida actual transcurre de una forma bastante ordenada gracias a la obligación diaria de asistencia a clases de chino. Van a ser 6 meses de curso en la universidad Feng Chia, que al no estar en Pu Li, me obliga a desplazarme todos los dias en un trayecto de varias horas que sin duda me quita tiempo, pero me permite observar mejor el nuevo entorno en el que vivo.
A paso lento, compruebo como mis conocimientos del idioma van avanzando. Me preocupa no obstante que solo me quedan 3 meses de estudio dirigido y que debo aprovechar lo máximo posible ese periodo puesto que luego todo el posible chino que aprenda deberá ser por mi propia cuenta, algo que siempre es más complicado. Recordando siempre que mi novia, ahora esposa, habla el idioma perfectamente y pasará a ser mi profesora oficial a partir de septiembre.
La pobre esta ahora mismo sentada junto a mí, buscando con su ordenador la mejor combinación de billetes para nuestra vuelta a España de vacaciones en Septiembre con la excusa de los papeles que deberé obtener para conseguir la residencia permanente en el país.
No sería justo y además probablemente carecería de interés comparar Taiwan con España. Simplemente son distintos y ahora estoy viviendo aquí. Hay cosas que me gustan más y cosas que me gustan menos con respecto a mi país natal. Pero Velazquez no es mejor ni peor que Picasso, son distintos.
Mi opinión es que lo importante no es tanto el país en sí, sino la parte del mismo en la que te toca vivir. La gente con la que compartes tu vida diaria marca más tu opinión acerca de Taiwan o España que lo que puedas leer en una enciclopedia sobre lugares que no vas a visitar y no van a influir en tu día a día.
Por eso en este momento la incertidumbre impera. No sabemos si finalmente viviremos en Pu Li, más retrasado, menos cosmopolita, pero tranquilo y manejable, a la vez que cercano a Chi Nan, la universidad donde trabaja Hsiao Ping. O bien Taichung, ciudad más importante, con industria y servicios más abanzados, pero menos gobernable y probablemente más estresante.
El sentido común nos dice que hay más probabilidades de que yo consiga un trabajo en esta última ciudad y en todo caso es más cercana a Taipei y mejor comunicada, para el caso de conseguir un trabajo en la capital. Pero por contra, vivir allí implica que Hsiao Ping debería ser la que se desplace a la universidad los días que deba impartir clase o reunirse allí.
Y en esa disyuntiva estamos actualmente, además de muchos otros pequeños detalles que conforman el usual devenir de una pareja recién casada, que al menos no debe conocerse entre sí, porque son muchos los años que llevamos viviendo o compartiendo experiencias juntos como para saber de qué pié cojea cada cual. Sobre todo Hsiao Ping conoce de qué pies cojeo, porque parece que lo hago de los dos. Agradezcamos su eterna paciencia y que su caracter no es en absoluto como el mío, para que el barco siga surcando las procelosas aguas de la vida sin amenazar hundimiento.
Tras el largo parón, creo que es buen momento para interrumpir mi escrito de hoy, no sin antes prometer mayor constancia en este proyecto.