May 19, 2007

en Taiwan

Tras casi 3 meses en Taiwan, este es un buen momento para reflexionar sobre todo lo que ha ocurrido en mi vida últimamente.
Mi vida actual transcurre de una forma bastante ordenada gracias a la obligación diaria de asistencia a clases de chino. Van a ser 6 meses de curso en la universidad Feng Chia, que al no estar en Pu Li, me obliga a desplazarme todos los dias en un trayecto de varias horas que sin duda me quita tiempo, pero me permite observar mejor el nuevo entorno en el que vivo.
A paso lento, compruebo como mis conocimientos del idioma van avanzando. Me preocupa no obstante que solo me quedan 3 meses de estudio dirigido y que debo aprovechar lo máximo posible ese periodo puesto que luego todo el posible chino que aprenda deberá ser por mi propia cuenta, algo que siempre es más complicado. Recordando siempre que mi novia, ahora esposa, habla el idioma perfectamente y pasará a ser mi profesora oficial a partir de septiembre.
La pobre esta ahora mismo sentada junto a mí, buscando con su ordenador la mejor combinación de billetes para nuestra vuelta a España de vacaciones en Septiembre con la excusa de los papeles que deberé obtener para conseguir la residencia permanente en el país.
No sería justo y además probablemente carecería de interés comparar Taiwan con España. Simplemente son distintos y ahora estoy viviendo aquí. Hay cosas que me gustan más y cosas que me gustan menos con respecto a mi país natal. Pero Velazquez no es mejor ni peor que Picasso, son distintos.
Mi opinión es que lo importante no es tanto el país en sí, sino la parte del mismo en la que te toca vivir. La gente con la que compartes tu vida diaria marca más tu opinión acerca de Taiwan o España que lo que puedas leer en una enciclopedia sobre lugares que no vas a visitar y no van a influir en tu día a día.
Por eso en este momento la incertidumbre impera. No sabemos si finalmente viviremos en Pu Li, más retrasado, menos cosmopolita, pero tranquilo y manejable, a la vez que cercano a Chi Nan, la universidad donde trabaja Hsiao Ping. O bien Taichung, ciudad más importante, con industria y servicios más abanzados, pero menos gobernable y probablemente más estresante.
El sentido común nos dice que hay más probabilidades de que yo consiga un trabajo en esta última ciudad y en todo caso es más cercana a Taipei y mejor comunicada, para el caso de conseguir un trabajo en la capital. Pero por contra, vivir allí implica que Hsiao Ping debería ser la que se desplace a la universidad los días que deba impartir clase o reunirse allí.
Y en esa disyuntiva estamos actualmente, además de muchos otros pequeños detalles que conforman el usual devenir de una pareja recién casada, que al menos no debe conocerse entre sí, porque son muchos los años que llevamos viviendo o compartiendo experiencias juntos como para saber de qué pié cojea cada cual. Sobre todo Hsiao Ping conoce de qué pies cojeo, porque parece que lo hago de los dos. Agradezcamos su eterna paciencia y que su caracter no es en absoluto como el mío, para que el barco siga surcando las procelosas aguas de la vida sin amenazar hundimiento.
Tras el largo parón, creo que es buen momento para interrumpir mi escrito de hoy, no sin antes prometer mayor constancia en este proyecto.